

Acá los chicos compañeros de la hazaña en pleno viaje: duró una hora y media aproximadamente. La lancha Lobo de Mar un lujo: 8 metros de eslora y un motor de 200 HP. Podíamos jugar un partido de tenis a bordo si queríamos.

Armar los equipos, líneas al agua y a estar atentos al pique bien lejos de la embarcación. Podríamos decir que el pique se detecta mitad visualmente y otra mitad al tacto.
El resultado de la clavada certera: pejerrey de un kilo de peso.
Así fueron desfilando los matungos, repartidos en las distintas cañas de los miembros de la tripulación. Mi amigo Maxi y otro de kilo.
Otro más para la foto y la balanza.
Bueno, para qué les voy a contar. Las imágenes hablan por sí sólas. Miren este ramillete.
Más bichos "de aquellos" con Fabián.
Y el cajoncito que pesaba una tonelada.
Fue un día fuera de lo común. Sacamos en total 60 pejerreyes, pero 20 de ellos pesaron un kilo y el resto estaban en el medio kilo. Es decir, una calidad de pescado increíble.
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